Nacimos en el 2017 comoMedios de Comunicación El Sembradoroperandoen el sector de Comunicaciones; brindando contenido educativo y familiar para nuestra sociedad peruana. Producimos sana programación, noticias y variedad de contenido para todas las edades.
Lily Ashar Roman Carmona es una comunicadora social, relacionista pública y creadora de contenido con más de una década de experiencia en medios de comunicación. Desde 2019, ha trabajado en la promoción y exposición de artistas, ayudándolos a conectar con el público a través de los medios. Ahora, da un nuevo paso en su carrera como autora con su primer libro, En guerra con el espejo, una obra dedicada a mujeres que han experimentado carencias afectivas debido a la ausencia paterna.
Mis colegas cristianos de educación superior y yo estamos siendo testigos de un cambio emergente de tendencia entre los adolescentes y adultos jóvenes de la Generación Z – y no solo en la Universidad de Asbury. En los últimos años, hemos visto: Sin planificar, mas de 50,000 estudiantes de colegio cantando Agnus Dei a capella en la Reunión Pasión 2024. Un grupo de movimientos de avivamiento entre los adultos jóvenes en el 2024, incluyendo los campus “embarazados por avivamiento”. “Rumores de Avivamiento” entre los jóvenes. Los ministerios de los campus están experimentando un alza en el interés espiritual. Vemos datos alentadores de los adolescentes de la Generación Z que navegan la “Babilonia Digital” así como las generaciones más jóvenes que muestran un interés renovado en Jesús. Bautismos estudiantiles – liderados por estudiantes. Un enfoque internacional en la Generación Z y su promesa para un ministerio futuro. Una mayor probabilidad de asistencia a la iglesia entre la Generación Z comparado a la generación Boomer en varias partes de Europa, y en el Reino Unido, los adolescentes de la Generación Z quienes ahora son la generación menos probable que se llamen a sí mismos ateos. Describiendo algunas de las expresiones radicales de fe de las que se han visto en nuestra propia comunidad por las generaciones mas jóvenes, mi esposa hizo el comentario provocativo: “Tal vez la Generación Z está dispuesta a morir porque ya están muertos”. La cultura es mortal. Los guiones que son entregados a las generaciones jóvenes están muertos. El nihilismo y malestar de un mundo optimizado en torno a los aumentos repentinos de dopamina – una “nación dopamina” como lo describe la Dr. Anna Lembke, psiquiatra y autora de best-sellers – ha dejado desorientados e inestables a los adolescentes y adultos jóvenes de la Generación Z, ya sin “tranquilidad en Sion”. Datos consistentes con el Estudio de Panorama Religioso de Pew que fue publicado en febrero, las generaciones más jóvenes están demostrando sensibilidades religiosas orientadas que los atraen a la fe cristiana y a cambiar el estatus quo. El declive del cristianismo largamente documentado se ha nivelado. He visto de primera mano esto con los adultos jóvenes en la Universidad de Asbury, donde sirvo como presidente. En febrero del 2023, un servicio rutinario de capilla en el campus llevó a una reunión de adoración de 16 días que no se detuvo y que reunió a mas de 50,000 personas al pueblo de Wilmore, Kentucky en el cual solamente hay dos semáforos. Todas las cosas de las que fui testigo en ese tiempo iban en contra de los guiones de prevalencia de la vida moderna. El espacio era pacifico, unido, apolítico, radicalmente humilde, esperanzador, y diverso en edad, clase y etnia. No tenia nombre ni cara. Dijimos que “no había celebridades más que Jesús”. Nunca había visto en mi vida un hambre espiritual tan profunda y penetrante y un dolor demostrativo por una relación correcta con Dios y con otros. Sin embargo, lo mas importante que vi fueron “las cadenas sueltas” de una generación joven con carga desigual de las patologías de la vida moderna (aislamiento, digitalización, discordancia social, retos de salud mental e instituciones menguantes). Estudiantes de casi 300 colegios y universidades hicieron el viaje a Asbury para un encuentro espiritual transformador. Sus testimonios eran crudos, sin editar. Abrazaron a extraños como si fueran familia. Ocuparon el altar, algunas veces por horas. Lideraron sin miedo. Oraron celosamente. Un amigo al describir la Generación Z hizo el comentario, “ellos están listos para seguir a Jesús quien está cambiando el mundo”. Los adultos jóvenes de la Generación Z no quieren tribalizar y dividir. Ellos quieren incluir a otros. Ellos quieren priorizar la pertenencia. Sensibles a la hipocresía, no quieren una religión de “hacer como digo y no hacer como hago”: ellos están menos interesados en las proposiciones. Ellos ya “fueron ganados” por medio de la vigencia de la relación y la confianza, no por lugares comunes. Ellos valoran la autenticidad. La próxima generación no está buscando un éxito mundano y el confort. Ellos quieren comprometerse a una causa. Ellos quieren un propósito. Y no pueden existir en una existencia aplanada, desencantada que es mortal. Ellos desean significado, el tipo de significado que cada vez se encuentra mas en el cristianismo tradicional. Por estas razones y muchas más, he llamado a la Generación Z “la generación correctora”. En un momento de reto, estoy inspirado por la Investigación del Panorama Religioso y a un nivel mas grande por lo que esta siendo encarnado y por lo que viven los adolescentes y adultos jóvenes. Un compromiso de resurgencia espiritual entre las próximas generaciones no solamente es bueno para nuestras instituciones religiosas, sino también para la democracia y para América. La generación correctiva viene en camino.
Yasmina, de África del Norte, conoce muy bien la pérdida y la persecución. Cuando confió en Jesús por encima del islam, esta joven soltera, ahora siendo cristiana, se convirtió en un objetivo directo en su familia musulmana. La situación se intensificó al casarse con un cristiano. Después de que él fuese arrestado por su fe, la pareja supo que no tenía otra opción: huyeron de su país, con la esperanza de volver algún día. Su historia señala la urgente necesidad de libertad de religión y reunión en África del Norte, y cómo la decisión de aceptar a Jesús en una sociedad musulmana crea varios niveles de vulnerabilidad para las jóvenes solteras e incluso casadas. Tras perder a su padre en el 2006, Yasmina comenzó a interesarse seriamente en Dios y a cuestionar de verdad su existencia. Mientras estudiaba Derecho en la universidad, algunos de sus compañeros de clase la animaron a recurrir a su fe musulmana para ayudarla a encontrar consuelo tras perder a su padre. «Mis amigos de clase me animaron a leer el Corán y a rezar cinco veces al día para conocer a Alá y su palabra, para así poder encontrar respuestas a mis preguntas sobre la existencia de Dios y la complicada cuestión del mal y el sufrimiento», cuenta Yasmina. «Pensé que a lo mejor me ayudaría a superar mi tristeza y ansiedad». Pero cuando murió su madre, la duda volvió a entrar en su vida y de nuevo la atormentó la cuestión de la existencia de Dios. «Siempre era el tema de la maldad y el sufrimiento lo que me llevaba a buscar a Dios», explica Yasmina. «Mi madre enfermó debido a un tumor. Hicimos todo lo posible para sanarla, incluso imploré a Dios para que la curase. Pero, desgraciadamente, se fue con mi padre». Unas horas antes de que su madre falleciese, mientras lidiaba con la duda, Yasmina tuvo estos pensamientos: «Dos días antes de que mi madre muriese, durante el mes de Ramadán, estaba sola en mi habitación reflexionando sobre la existencia de Dios», rememora. «Pensé: ‘Si en realidad existe, lógicamente Él me escuchará y responderá a mis preguntas’. Así que comencé a decirle: ‘Si existes, ¿quién eres? ¿Eres de verdad el que describe el Corán o hay otro Dios?’». En este documental que realizamos junto a Blue Rec Films y Desafio Mundial, mostramos la gran obra que realizan estos misioneros en medio de un país musulman. Damos gracias a Dios por estas valientes personas que dicen SI al llamado De Dios.